1º vez me dejo el carro, hay que saber viajar...
Un instinto aventurero es el que me impulsa conocer la región andina, hace un tiempo me había propuesto recorrer cada distrito del altiplano peruano, cada pueblo de territorio puneño, no solo en los andes, sino también su selva y ancestral cultura marcada por numerosos enclaves en costa, andes y demás cálidos lugares. Este proyecto denomine PUNO MULTIMEDIA,
El tiempo me había ganado para conocer toda la región, el siguiente paso era conocer regiones vecinas, para luego conocer por completo nuestro portentoso país, finalmente salir del mismo en busca de más aventuras; fuera de Puno lamento no haber culminado la primera parte, he saltado el proceso, ahora en Cusco me dejo encantar por su naturaleza. Para esto, debo educarse de la última lección aprendida, me ha dejado el carro…
Toda la vida he sido algo desordenado antes de viajar, dejando al último instante encargado de hacer maletas, por consiguiente, siempre algo tengo que olvidarme; tengo regalas mis pertenecías por cada lar visitado; se convierte en constante llegar el último segundo para abordar el bus ó medio de transporte, recuerdo así mis viajes a Camana, Tacna, Moquegua, Arequipa, Lima, La Paz, etc. Cada vez por razones diferentes me permiten conocer no solo sus atractivos, sino las decenas de maneras de alcanzar el bus, el lugar adecuado para esperar y ganar algunos minutos, mis últimos viajes al encantador Chumbivilcas fueron algo más que exagerados…
Desde el primer contacto el éxodo fue accidental, aquella vez viajaba exasperado desde La Paz, no hubo detalles crecidamente importantes distintos a la escala realizada en Juliaca, diferente a los últimos que si alcanzaron valor agregado, el anterior retorno era por un deber cívico patriótico por tener que elegir al presidente del Perú, en aquella oportunidad regresaba una y otra vez al instituto y mi cuarto por las cosas que olvidaba, gracias a mi colega el bus me espero.
La suerte, me acompaño al regresar a “santoto”, cargado de la indumentaria de los caporales no encontraba carro que me transportara, teniendo que viajar en bus directo a Cusco y salir al último instante para alcanzar movilidad a mi destino, deje a la suerte mi camino, porque saliendo a las cinco era casi imposible llegar a la tierra de los Qorilazos, me sorprendo yo mismo haber llegado a tiempo…
El signo que me acompaño de retorno, me abandono al partir y no solo eso sino que se llevo mi equipaje, minutos fueron los que distanciaron mi tragedia, mi objetivo era en primera instancia recuperar los trajes, no logre hacerlo a pesar de insistir durante el dia, teniendo que pernoctar en mi umbral divino, para a primera hora ir a la oficina, lo anecdótico continuo al nuevamente olvidar mi equipaje personal en el expreso que tome desde Espinar.
Segundo día y al fin tenia entre mis pertenecía todo con lo que había partido, sin saber que lo complicado recién empezaba, Puno se prendía por completo, a la llama iniciada por los aymaras del sur, se sumaban los quechuas de Azangaro, Ayaviri y Carabaya, por lo tanto la vía hacia el Cusco estaba bloqueada, no tuve otra alternativa más que regresar a Espinar, pasar por Tintaya y llegar a Imata, para re-enrumbarme a Juliaca.
Una lección que la guardare y recordare antes de regresar, desconozco por el momento mi siguiente parada, solo sé que hasta hoy no existió paro y huelga alguna que impidió mis travesías…
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