Llegando me convencí que lo más hermoso de Juliaca había estado al empezar.
Juliaca algo ingrata habías resultado.
Mientras empiezo a escribir pasa por mi mente el dardo del gran Alberto Valcarcel:
“Poco te debo Lima,
En Cusco empieza el camino, finalmente la ruta termina de fusionarse con la del grandísimo Manco Capac, yo también salí del lago, los Uros marcaran mi destierro, el enigmático pueblo de mis padres será testigo de una larga travesía que empieza a nacer, a Huatta la llevare no solo en el corazón sino en lo más alto de mi estirpe para relucir en cada momento el nombre que mis padres me enseñaron a querer.
Donde empieza Juliaca, culminara un lustro de amargos sinsabores, periféricamente examino el punto exacto donde inicia la hermosura, no la encuentro todavía, pero sin duda la hallare un día después de las elecciones, será el momento adecuado y paso obligado en este largo camino.
El sueño de mi padre truncado por circunstancias de la vida e de continuarlo, si bien él ha llegado hasta la China pasando por África, visitando Paris y saludando a Mao Tse Tung, entonces para superar quizá deba llegar a Luna y más allá.
Me quedo esperando el momento de partir, y no solo eso, sino también para desterrar el dolor, no conocía el camino y herré una vez, bajo la atenta mirada del Misti, Arequipa observaba mi tropezón, ahora el tiempo está a mi favor, viene conmigo y no pararemos buscando la salida hasta encontrarla.
Mientras empiezo a escribir pasa por mi mente el dardo del gran Alberto Valcarcel:
“Poco te debo Lima,
entre algunos sinsabores.
Amo Juliaca;
donde hasta los sufrimientos
son mejores”.
Sin embargo, esos sufrimientos mejores o peores han hecho de este pueblo para mí un infierno, en conclusión provoca retirada, esta vez la fuga será categórica, debo aclarar que no escapo de nadie, mas por el contrario me encuentro conmigo mismo, con mi esencia y alma intrigante, e de seguir el camino que mi padre a trazado, continuare pintando aquellos paisajes dibujados por mi mentor.
En Cusco empieza el camino, finalmente la ruta termina de fusionarse con la del grandísimo Manco Capac, yo también salí del lago, los Uros marcaran mi destierro, el enigmático pueblo de mis padres será testigo de una larga travesía que empieza a nacer, a Huatta la llevare no solo en el corazón sino en lo más alto de mi estirpe para relucir en cada momento el nombre que mis padres me enseñaron a querer.
Donde empieza Juliaca, culminara un lustro de amargos sinsabores, periféricamente examino el punto exacto donde inicia la hermosura, no la encuentro todavía, pero sin duda la hallare un día después de las elecciones, será el momento adecuado y paso obligado en este largo camino.
El sueño de mi padre truncado por circunstancias de la vida e de continuarlo, si bien él ha llegado hasta la China pasando por África, visitando Paris y saludando a Mao Tse Tung, entonces para superar quizá deba llegar a Luna y más allá.
Me quedo esperando el momento de partir, y no solo eso, sino también para desterrar el dolor, no conocía el camino y herré una vez, bajo la atenta mirada del Misti, Arequipa observaba mi tropezón, ahora el tiempo está a mi favor, viene conmigo y no pararemos buscando la salida hasta encontrarla.
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