Monday, May 30, 2011

Domingo 29 de mayo

DOMINGO DISPAREJO, eso es lo que fue, por todo el conjunto de horas que lo integraban, por todo el recuerdo que guardaba, por el mensaje de su significado, por un debate bien emparejado, y porque jota no podía faltar en la descripción de este último domingo de mayo.

Desemejante e incomparable fin de semana, pensaba no encontrar magia, alegría ni felicidad después de la fiesta, luego del clásico sábado del descanso, precedido obviamente del viernes jaranero, avizoraba un domingo fastidioso; como varios de los vividos, simplemente porque este día no se diseño para animar la noche, sin embargo, anunciado estaba que sería interesante, así fue, no solo por el debate presidencial, sino por lo disparejo en su conjunto.

Un 29 de mayo y el recuerdo de Edy Quillca domina mi atención, entonces no dejaba de pensar en la casa superior de estudios que me había formado, asociado a esto pasaba por mi mente la crítica situación social de ese mismo Puno donde falleció mi compañero universitario, como si el verdugo de siempre, el gobierno de turno, se entercara una vez más con los rebeldes del Qollasuyo, quizá la corrupción tenga algo que ver, pero sin duda es el resultado de una mala política para con los agricultores, horrible política para el campesinado aymara, corrupta forma de gobernar contra el soberano pueblo, características irrefutables de los tres últimos tiranos (Garcia, Toledo, Fujimori) que gobernaron mi país.

En ese sentido, las horas avanzaban, no tenía alternativa diferente a la de esperar la noche y saber con qué nos saldrá ahora la tiranía encabezada por Keiko, esperaba a la vez que imaginaba estar en jota (Juliaca), como lugar de este mágico domingo, de ser así estaría brindando con Cesar un buen amigo que cumple un año más de vida.

Al son de la diablada puneña mis recuerdos terminaban: una realidad diferente pero mucho más pacifica que la situación actual del altiplano me acompañaba; el día parecía despedirse, y la magia maduraba un gris antónimo a los colores de la felicidad, el martes partiría y nuevamente mi mente volaba con destino a Juliaca, había pasado el tiempo necesario para sobre volar las intoxicadas calles de “la ciudad de los vientos”, el planeo en el aeropuerto Manco Capac no podía realizarlo porque un extraño arcoíris me lo impedía, la hora de la magia había empezado, obligado entonces debía regresar a Chumbivilcas, con facilidad llegaba a la plaza pero nadie me esperaba, regresaba a mi cuarto, cuando de pronto se me ocurría conocer algo más de “santoto”, caminaba entonces por sus rusticas callecitas conocía el hospital que frente a la comisaria desplegaba prestigio incomparable, a un paso de este el paisaje se teñía de un verde rural jamás explorado desde mi llegada, quizá por la falta de un guía o simplemente por el estado durmiente y embriagado de mi espíritu.
Finalmente el anunciado debate presidencial, el dúo que se presentaba emparejados en las encuestas marcaban en cada momento sus diferencias, como nunca prestaba atención a cada detalle del debate, pero esta misma se perdía en la sonrisa entrecortadamente angelical de quienes me acompañaban, pensaba estar al lado de personas que poco o nada les interesaría la política y economía nacional, pero, el profundo amor que por el Perú profesaban, felizmente me daba un parecer equivocado. Nunca había vivido un debate como este desde el principio hasta el final, lo rescatable esta vez es la presencia femenina en una final electoral, al margen de los vínculos de corrupción que lamentablemente la acompañan. Por estas razones e de calificar como disparejo a tan singular domingo, al culminar el debate, los resultados fueron los mismos, un ganador para el pueblo y otro para la prensa y los medios, me sorprendía el mensaje del comandante con faltas de picardía y resonancia más no las adoloridas y rencorosas salidas de “la hija y ex primera dama de la corrupción”.

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