GRISES DIAS DE MAYO.

Amanece Lima y el día se torna horrible, el clima, el ruido, y toda nefasta información en la televisión basura alimenta a diario está podrida capital peruana, la estación cumple su ciclo habitual y el Sol escapa toda sombra; su color da vitalidad en la naturaleza, es parte de la vida, sin embargo la luz que ilumina los días hoy está ausente, no encuentro manera de describir su carencia en la ausencia, siento estrechez de luz en mis momentos, su presencia me hace falta.

Este es el escenario para completar la nostalgia de mayo, la añoranza del ahora está marcada por el día del ayer, momentos de revés un día antes de renovar un mes, de culminar un momento para volver a empezar, es la manera de como la flor que vibra en mi corazón deja de marcar el compas acostumbrado, es extraño sentir morriña por los recuerdos que aturden la tarde, indescriptible el saber que están ausentes, quizá sea una fatídica manera de pasar el día; y no se cómo salir de este embrollo, la tarde se hace larga.

Es lamentable que se dude de la fuerza y fortaleza de uno mismo, me pregunto también, quien soy yo para debatir la seguridad que puede brindar el universo, fueron sus palabras y no las mías, hoy las siento como propias; me hubiese encantado que esa verdad sea mesclada con dulzura para que tenga algún sabor y sea menos olorosa; porque estas comparaciones son dolorosas como necesarias.

Estoy durmiendo por dentro, digo esto por no utilizar la muerte como verbo, y no se tu; pero yo no puedo tolerar esta agonía; hoy comprendo que la realidad es muy fea para contemplarla y saludarla, debemos nutrirnos de esperanza, alimentarnos de ilusiones, de optar alternativas para alcanzar nuestros sueños.

Es el mes de la cosecha, y los frutos malos debemos desecharlos, uno peor que otro, has intentado afinarlos y error tras error caemos, pero ya se van. Es el acápite de algo por superar. vendrán mejores días y de eso estamos complacidos, dejare que la vida y la danza alimenten la esperanza.